En situaciones convulsas, hace falta encontrarse con uno mismo. Una conexión sensorial, que involucre al menos uno de los sentidos, ofrece un momento de catarsis con muchos beneficios.
Aunque su beneficio es temporal, pues no cambia la realidad, sí otorga herramientas para enfrentar mejor las situaciones conflictivas.
La catarsis es conectarse con lo sensorial, estimular lo perceptivo. Según explica Sabas Castillo, psiquiatra y psicoanalista, se trata de estar en el presente, estimulando un solo sentido o, mejor aún, todos.
«Hacer catarsis es importante para todos porque, cuando la persona se conecta consigo mismo, obtiene más fortaleza para enfrentar lo que sucede, no importa si el agobio es externo o interno. La catarsis da aplomo», dice Castillo.
La estimulación sensorial de la catarsis debe ser no verbal. Esto no quiere decir en silencio, pero sí sin palabras para que no se inmiscuya el pensamiento. Por ejemplo, al pintar, el individuo se conecta con los colores. Lo recomendable, dice Sabas Castillo, es realizar ese ejercicio de catarsis al menos media hora al día.
Aunque existen algunos ejercicios sugeridos, cada persona sabrá detectar lo que mejor le conviene, lo que más le relaja. Por ejemplo, escuchar música. Aunque se recomiendan composiciones clásicas, zen o antiestrés, a algunos puede ayudarlos escuchar ritmos movidos. «Por ejemplo, en los países escandinavos está de moda salir a bailar tecno al mediodía. Pagan 30 euros y eso incluye bailar y un almuerzo rápido. La mayoría ha confesado que regresan mejor dispuestos a su trabajo», cuenta Castillo.
El yoga es una de las formas de hacer catarsis más completas que existen porque es kinestésica, es decir, involucra los cinco sentidos. Meditar y realizar prácticas de respiración consciente son otros ejercicios que drenan emociones negativas. También puede ayudar dejarse envolver por un paisaje abrumador, como la playa, por ejemplo, a quien le guste el mar.
«Lo importante es que no haya mayores expectativas con la catarsis, sino aprovechar el momento. Estamos tan agobiados con el día a día, que se pierde la esencia de estar conectado con uno mismo», expresa Castillo. Pero lanza una advertencia: cuidado con el fanatismo.
«A veces, cuando la gente está desesperada, busca soluciones mágicas como pueden ser sectas religiosas. Como no saben cambiar la realidad, buscan especies de caminos verdes que tampoco resuelven la situación», concluye.