Por eso, hoy quiero invitarles a centrar nuestro foco en lo que importa de verdad, a cuidarnos y amarnos más, y en todo aquello que nos haga vivir mejor.
Seguidamente me pregunto la influencia del consumo, la moda, el comportamiento, en nuestras vidas.
También reflexionaba sobre la vanidad, hasta qué punto está bueno ser “vanidosa”, y en realidad considero que nunca es. Estamos en un mundo donde la salud y la felicidad muchas veces pasan a segundo plano, y donde nos sentimos orgullosas de lo que consumimos, no de lo que producimos.
Es cada vez más complicado encontrar personas que estén en paz con su alma, felices con el amor, la amistad, y con menos necesidades materiales.
Hablar del amor, es cada vez más raro, y cada vez estamos más lejos de establecer vínculos estables, sólidos, continuos; y el comprar sin ningún sentido o necesidad, se apodera de la insatisfacción humana. Sin embargo, las más felices invierten su tiempo en cosas que les gusta, y no solamente en comprar.
Por eso, hoy quiero invitarles a centrar nuestro foco en lo que importa de verdad, a cuidarnos y amarnos más, y en todo aquello que nos haga vivir mejor.
Si bien, es imposible no desear miles de cosas, y no está prohibido estar a la Moda, lo más importante no es solamente lo que llevamos puesto, sino la mujer que llevamos dentro.
Podemos empezar a mirar diferente, y, en vez de por ejemplo, frustrarnos porque no tenemos los nuevos modelos de prendas para esa Primavera Verano, podemos buscar las utilidades de ropas que tenemos en el ropero, encarar el consumismo de manera saludable, fortaleciendo nuestro interior vistiendo ropas que más allá de la moda, nos caractericen.
Y que la Vanidad continué existiendo desde el Ser, y Parecer, construyendo vínculos afectivos de calidad, buenos amigos. Que existan fuentes de felicidad más baratas y no excluyentes como salir a caminar, y mucha música, y amor como foco principal de la verdadera belleza.