Mientras preparo mi valija para viajar al New York Fashion Week (NYFW) se me cruzan mil fantasías sobre lo que voy a ver dentro de unos días.
Por más desarrollada que tenga la imaginación, estoy segura de que, como en 2014, todo superará mis expectativas, ya que por más tweets, fotos del Instagram o revistas que consuma y me mantengan al día, nada se compara con lo que ves en vivo y en directo.
El ambiente y la dimensión de este evento solo se pueden percibir estando allí. Este 2015, por segunda vez consecutiva, voy invitada por la marca TRESemmé, sponsor del NYFW desde hace 15 años. Bajo la dirección de Orlando Pita, estilista exclusivo de la marca, podré ver las últimas tendencias para el cabello, ya que Pita tendrá a su cargo los peinados de los desfiles de megadiseñadores como Carolina Herrera, BCBG, Hervé Léger y Diane Von Fûrstenberg, entre otros.
Esta vez el NYFW, que durará del 10 al 17 de setiembre, cambiará su tradicional escenario del Lincoln Center. Después de cinco años de haber sido la sede central, la Corte Suprema del estado de Nueva York dictaminó que este edificio ya no podrá ser utilizado como un sitio de espectáculos porque viola su uso como parque público. Luego de mucho investigar, los responsables del NYFW se decidieron por dos locaciones especialmente preparadas para montar desfiles: el Skylight Clarkson SQ (antigua terminal de trenes) y el Skylight at Moynihan Station (antigua dirección de correo). Ambos lugares fueron elegidos pensando en los visitantes, ya que ahora la entrada a los desfiles sera más fluida y los sponsors no estarán tan encimados.
Pero no es el único cambio: la selección de los diseñadores que exhibirán sus prendas será mucho más exigente. Y, por lo tanto, la grilla mucho más exclusiva. Estas modificaciones prometen mejorar aún más el ansiado evento. Por eso, estoy segura de que cada día que esté en New York seguiré aprendiendo.
Participar de un acontecimiento como el NYFW es un curso acelerado de una de las cosas que más nos gustan a las mujeres: la moda.