Debo confesar que siempre dije, de boca para afuera, que pasé del ala de mi papa al ala de mi ex marido. Pero recién tome conciencia cuando fui a sacar la visa para viajar a Estados unidos.
No sé por gracia de quien, me fijé en la fecha de la visa, ya que nunca antes lo había hecho, pero algo superior me iluminó, ya que estoy por viajar. En ese momento empezó el periplo, de renovar la visa. Rápidamente llamé a mi consejera de cabeza y me dijo «es una pavada, te metes en Internet y te dan un turno». Y así lo hice.
En ese momento me di cuenta de dos cosas: primero, que mi amiga tampoco había salido de abajo del ala del padre, y segundo, que aun teniendo visa americana desde los seis años nunca había gestionado un documento que requiera más de dos papeles. Es por eso que aun llevo el apellido de mi ex marido.
Me asusté de solo escuchar todo el papelerío que tenía que hacer para sacármelo. Me lo dejé. Al fin y al cabo, su apellido es muy honorable y es el apellido de mis hijos. Esa la pude dejar pasar… pero la visa… después de 40 minutos en la compu y casi romperla me fui a la agencia de una amiga para que finalmente me la haga. Aun espero la cita, pero por lo menos ya estoy en el camino correcto.
Madurar a los 40, si bien es cierto que muy tarde, por suerte me llegó el momento. Primero y principal para despabilar a mis hijos que a este ritmo van a madurar al tener nietos y segundo, para valorar a mi papá y a mi ex que tanto hicieron por mí y yo no me daba cuenta. Desde acá, muchas gracias!!
Myriam Raphael Chase
Asesora de Imagen