Lo que nos imaginamos las mujeres

  • De idealizar príncipes de cuentos de hadas pero de carne y hueso, cuando en realidad solo fue el levante de una noche.

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    La época dorada del cine ejerció una gran influencia en los ideales de las mujeres de aquellas décadas. Desde el galán que cantaba y bailaba lleno de amor bajo la lluvia, hasta la encarnación de grandes héroes de la historia que peleaban entre si con cientos de soldados que juraron lealtad a sus líderes, a causa de una bella princesa.

    Muchos años antes, los libros proveyeron a las féminas, infinidad de recursos literarios desbordantes de amor, noches desveladas de pasión e incluso la muerte junto al ser amado, al no poder estar juntos a causa de la rivalidad de la familia de los protagonistas.

    Las mujeres fuimos criadas así, de esa manera, con una gran capacidad de idealizar príncipes de cuentos de hadas pero de carne y hueso, cuando en realidad solo fue el levante de una noche en la discoteca.

    Alucinamos con que el celular suene a la noche esperando una llamada suya en la que te confiese que no puede dormir porque no deja de pensar en vos, a la hora de la verdad con los ojos enrojecidos nos levantamos a la media noche solo para recibir un mensaje de la operadora mencionando que te acaban de acreditar el saldo correspondiente al plan del mes.

    Al conseguir dormir, luego de la frustrante interrupción, soñamos nuevamente con ese levante de discoteca, compañero de facultad/oficina, amigo del hermano y en el peor de los casos, aquellas más osadas añun, con el ex novio de la mejor amiga. Soñamos con que aparece en escena: imaginemos un bar/boliche, o que fue a estudiar a la casa, invitó al cine y, en el momento menos esperado, bailando, caminando, estudiando o sentados en el fondo mismo de la sala de cine viendo una película en 3D, el susodicho nos tome de la mano y presionando su cuerpo contra el de la “inocente víctima” robe un beso, de aquellos que te sacan el aliento, la ropa y el sueño.

    Al despertar al dia siguiente encontrás el celular sin llamadas, ni las que se hacen por equivocación. El compañero tiene novia, el amigo de tu hermano acaba de salir del closet, te das cuenta de que no podés seguir fantaseando con el ex de tu mejor amiga porque eso no se le hace “al prójimo” y al levante del boliche lo buscaste en facebook y, luego de “stalkearlo” como se debe, terminaste considerando que sin todos esos “Tequilas Sunrise” que tomaste en aquella ocasión no le habrías dirigido la palabra ni en caso de desastre nuclear.

    Y tanto divague… para nada.

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