NOTA CURADA
Fuente: Meredith Lepore
Es una situación terrible. Sus compañeros de trabajo lo hacen todo el tiempo. Es la peor cosa imaginable. Traen galletitas, tortas y brownies caseros. Y después te dicen ¿Queres una? Me están cargando.
En una situación normal, traer un plato de galletitas o brownies no sería un pecado terrible. Hubo un tiempo cuando éramos chicos que cuando un compañero traía galletitas al colegio era como ir a Disney, Pero ahora somos adultas, y la comida en el lugar de trabajo adquirió un nuevo significado
Comer en el trabajo puede convertirse en un verdadero problema, especialmente para las mujeres. A menudo estamos en espacios reducidos con los compañeros de trabajo, por lo que podemos ver todo lo que el mundo está comiendo. La gente puede comentar sobre lo que comemos y vernos comiendo. Esto puede alterar a mucha gente.
La costumbre de comer sin pensar algo que también pasa en el trabajo. Podes incluso no tener hambre, pero hay algo en la comida gratis que está disponible en el trabajo que hace que la queramos comer.
Un estudio de cuatro semanas realizado por la Universidad de Cornell encontró que 40 secretarias que participaron comieron un promedio de 3,1 kisses de Hersheys al día de un recipiente de golosinas en la oficina si este estaba cubierto. Pero cuando las golosinas se pusieron a la vista cada secretaria consumía un promedio de 2.5 más al día. Si ponían el recipiente al alcance de sus escritorios, las secretarias agregaban otros 2,1 caramelos a la ingesta diaria, un total de 7,7 unidades.
El profesor de la Universidad de Cornell, Brian Wansink, autor de Comer sin sentido e investigador principal del estudio, dice que «incluso para una persona con la mayor de las voluntades, cada vez que mira un plato de golosina se pregunta, ¿Cómo o no como el kiss de Hersheys? ‘En la vez 24a tal vez tenga un poco de hambre, y con ese terrible e-mail de su jefe, su voluntad se desgaste”.
El trabajo también puede generar competencia cuando se trata de comida. ¿Quién es capaz de no romper la dieta? ¿Quién se comió la última galletita? ¿Quién come de manera más saludable? El trabajo puede ser un ambiente muy tenso, y si ya tenes una relación difícil con la comida, esta puede ser amplificada.
La Stressorexia, que es en realidad un término legítimo, también sucede en el trabajo. Se cree que el trastorno a menudo puede comenzar con un almuerzo omitido debido a los plazos de trabajo, pero puede empeorar rápidamente. Estas mujeres desarrollan esta condición debido a que viven en un mundo donde se han desdibujado los límites en los papeles tradicionales de los sexos ‘, entonces empiezan a sentir que la comida es lo único que pueden controlar
El Dr. Adrian Lord le dijo al diario The Daily Mail:
«Ellas tratan de ser sexys, elegantes y flacas, tener una carrera y ser madres y esposas perfectas. Algunos no comen porque están demasiado ocupadas y otras están totalmente estresadas, que se les suprime el apetito. Hace cincuenta años, las mujeres sólo tenían que ser una buena madre. Ahora tienen que hacer todo y no pueden abdicar. Como resultado, se sienten muy ansiosas y esto puede hacer que traten de mantener el control de lo que comen, lo que puede conducir a la pérdida drástica de peso y hacer que insidiosamente caigan en una situación anorexigena. Es en gran medida un fenómeno de hoy en día, agravado por los roles borrosos de los hombres y las mujeres”.
Y vos, ¿Cómo te relacionas con la comida en el trabajo?