- abril 9, 2013
En este material, Myriam Raphael «cura» el contenido de la revista Marie Claire. ¿Cómo necesitamos sean nuestras amigas?
FUENTE | Revista Marie Claire (EE.UU.)
TEMA | Entre Amigas
TITULO | ¿Que pasaría si en realidad tus mejores amigas actúan como tus peores enemigas?
La escena tomaba sentadas a las chicas de Sex and the City. Samantha acababa de dejar a su novio Smith, quien la había cuidado durante toda su enfermedad. La frase célebre fue; “Lo dejé porque me quiero más a mi”. Increíblemente dijo la frase más idiota de todas las frases «chick flicks» de la historia. Pero lo peor no fue esa frase, sino la reacción de Carrie, Miranda y Charlotte. Hicieron un brindis por la frase con champagne.
Piensen ahora, ¿cuántas veces no hicieron lo mismo? Ponerse del lado de una amiga solo para no lastimarla. Pensando que la estamos conteniendo, que la estamos apoyando, cuando casi siempre sólo estamos permitiendo que tome las malas decisiones.
La vida es dura y para nosotras contar incondicionalmente con el apoyo de nuestras amigas es fundamental cuando las cosas se ponen feas. Lamentablemente en nosotras las mujeres, un poco de consuelo puede inflar el ego de manera crónica.
¿Era tu novio (el abogado) un adicto al trabajo sólo porque cuando estaba trabajando en la Corte no podía llamarte “a cada rato” a pesar de que estaba muy atento a vos el resto del tiempo? Probablemente no, pero seguro que tus amigas hicieron rondas de vítores cuando cortaste con él.
Y, ¿era un gay en el closet el siguiente hombre con el que saliste porque después de la salida no te contestó los mensajes de texto? ¡¡¡Sí!!! Gritaron tus amigas al unisono. “Sos divina, trabajadora e independiente, ¡si no te respondió seguro que es Gay!»
Las amigas que siempre nos dicen que sí, nos empujan a tener falsas presunciones y malas decisiones.
“¡Mandá al demonio a tu jefe que es demasiado exigente!»
“Comprate los zapatos de esa marca tan cara, que cuestan 700.000 guaraníes. ¡Seguro que los vas a usar en todas partes!»
Nos convencernos las unas a las otras de que cualquiera que no está de acuerdo con nosotras está equivocada, ya que nadie nos conoce mejor. Pero en lugar de unas amigas frenéticas ávidas de nutrir nuestro autoengaño, lo que necesitamos es alguien lo suficientemente valiente como para decirnos la verdad.
Muchas de nosotras preferimos no decir la verdad por miedo a lastimar a la otra persona pero hay una gran diferencia entre hacer sentir mal a alguien y ofrecerle un consejo. La mayoría de nosotras nos preocupamos mas en conservar nuestra amistad que en ayudar a nuestras amigas a arreglar su vida sentimental, su carrera, o sus problemas con su hermana. En otras palabras, lo que sentimos como altruismo es en realidad miedo al ostracismo, o el deseo de evitar cualquier atisbo de la peor clase de interacción femenina: la malicia.
Recientemente una amiga me contó que una amiga suya estaba teniendo problemas para que la inviten a salir, hasta que un amigo le dijo: “Tenes que apuntar a hombres que no sean tan atractivos”. Duro como suena, la mujer siguió los consejos de su amigo y el siguiente hombre con quien salió término siendo su marido.
Nuestra sociedad nos ha inculcado erróneamente que debemos construir siempre un consenso. Creemos que no estamos en el mismo equipo si discrepamos con nuestras amigas. Los hombres, en cambio, naturalmente ayudan de una manera más práctica. ¿Pero cómo debemos actuar entonces? Empezando a decir cosas seguidas por cosas constructivas, por ejemplo: “Creo que sos una persona sumamente cariñosa, pero los hombres en general son un poco superficiales y se dejan llevar por la apariencia. Es posible que si bajás de peso, atraigas más a los hombres. Si estás interesada en bajar de peso, yo voy a ayudarte en todo lo que pueda”.
De esta manera, la incentivas en su meta y no en el auto-engaño. En lugar de mantener a tu amiga en una tierra de fantasía, la ayudas a afrontar la realidad. Esa es la verdadera amistad.