Acabo de entrar a mi casa, después de terminar de producir el desfile de la marca Mushka en el segundo día del AFW. He participado en este evento a lo largo de estos años, como diseñadora y como productora de desfiles con buenas y (a veces no tanto) experiencias.
Me decidí a escribir sobre el AFW porque tengo la sensación de que criticarnos y despotricar contra nosotros mismos y todo lo que hacemos es casi ya un deporte de lo mas practicado entre los paraguayos. Por eso hoy quiero hacer todo lo contrario y destacar este evento sensacional que se ha recibido con todos los honores.
Enumero:
Los organizadores: envidiable la tenacidad que tienen, ya que han luchado año a año para continuar con este evento mejorándolo cada día más, ojala varias entidades culturales estatales los emulen
El backstage: Organizado al máximo con peluqueros y maquilladoras con la experiencia suficiente como para cambiar a último momento looks que ya estaban elegidos, sin nervios ni malas caras. Los pasantes, sumamente serviciales! Me ayudaron a bajar del auto 170 paraguas!!! Bajo una lluvia copiosa con una sonrisa. El commodity (plus) de tener una modista y una planchadora a disposición que no solo me achicaron un vestido sino que le acortaron el ruedo (la que sabe de costura, sabe lo difícil que es realizar esto en cinco minutos).
Debo decir que aun les falta mucho a las booker del AFW; pero nobleza obliga, debo reconocer que tratan con modelos, en su mayoría (están las excepciones como Geraldine Decoud) no profesionales, impuntuales y totalmente despreocupadas. Pero lo que quiero destacar por sobre todo es el ambiente que se vive en el lugar. La alegría, la energía y la emoción propia de chicos que están empezando a foguearse con una intensidad contagiosa, con ilusiones aún vírgenes de lo que vendrá.