Desde pequeña me interesé por este deporte, y tomé el gran desafío de que esa afición pasara a transformarse no solo en mi trabajo sino en un estilo de vida.
Vaya casualidad que justo se inició un nuevo torneo de fútbol paraguayo en el día de los enamorados. Una señal para mujeres como yo: había que estar presente y disfrutar de la gran experiencia de amar a este deporte. Desde pequeña me interesé por el fútbol, y tomé el gran desafío de que esa afición pasara a transformarse no solo en mi trabajo sino en un estilo de vida.
Pero esto no sucedió de la noche a la mañana como hoy lamentablemente buscan muchas chicas: que el sueño se cumpla sin esfuerzo ni obstáculos en el camino. Hace ya quince años inicié esta travesía paso a paso, trabajando sin pausa de lunes a lunes. Primero fueron pequeños espacios en el diario, para luego tener la posibilidad de cubrir torneos de deportes amateurs y un tiempo después tener mi mayor crecimiento al realizar la cobertura de divisiones inferiores de fútbol.
¿Cómo una chica puede ser tan feliz, casi internada los fines de semana en canchas de fútbol y en la redacción de un periódico? Si que era feliz, para mí era lo máximo. Ver los partidos, aprender más sobre el juego, darme cuenta que el fútbol y las promesas del fútbol eran – y son – muchas y que solo bastaba con apoyo, voluntad e inversión para que salgan adelante. Era como hacer la cobertura de la Copa del Mundo.
Claro está que mis otros compañeros del staff de deportes realizaban tareas de mayor envergadura y difusión, pero yo sabía que ese era mi espacio en ese momento y que si yo me esforzaba y las oportunidades se daban, iba a llegar el momento de ir creciendo profesionalmente. Pero les confieso que casi nunca pensaba en eso, tan solo vivía el presente, disfrutaba al máximo del trabajo y si que le ponía ganas.
Hoy me doy cuenta que esa es la clave de trabajar en el fútbol, no solamente para las mujeres sino también para los varones. Hay que disfrutar de la oportunidad que uno tiene en el presente. Eso no significa no tener aspiraciones en la vida. Sino que todo lo contrario. Uno puede soñar con algo grande, pero dando pasos seguros con esfuerzo y sabiendo siempre que nunca se deja de aprender, no solo de la universidad ni de los libros sino de las experiencias y la gente.
También es sumamente importante y clave, como en la vida misma, ser honesto con uno mismo y con los demás. Un director técnico me dijo una vez que lamentablemente la envidia hace que mucha gente se pierda en sus ansias de triunfar. No debemos querer ser lo que otro es, sino construir nuestro propio camino. A la larga, aunque a veces entre lágrimas, el esfuerzo y el saber trabajar en equipo, así como en el fútbol, tiene su recompensa.
Parafraseando a Mario Benedetti y su poema táctica y estrategia: mi táctica en el fútbol es ser franca, es aprender y amar el trabajo. Y mi estrategia es simple: saber que un día esa fórmula tendrá como resultado la victoria.