Es físicamente imposible almacenar toda la información recibida desde el día que nacimos hasta este instante. Estuvimos presente, lo vivimos y lo borramos, buscando así guardar solo lo más importante. Si esta guardado seguramente es un recuerdo importante, un recuerdo que te sirve aunque no sepas para que hoy. Y podemos recordar de dos formas, con emoción y sin emoción.
Recuerdo con emoción: el famoso caso de “recordar es volver a vivir”, cuando el recuerdo viene con una fuerte carga emotiva que impregna el presente de esa sensación o ese sentimiento que quedo guardado junto con lo vivido. Al traer el evento a la memoria viene con todos los olores, sabores, colores con que lo vivimos y hasta sentimos que el tiempo no ha pasado. Esta clase de recuerdo si bien trae nostalgia hacia “lo pasado” es el mejor tipo de recuerdo! Es más vivido, casi casi real!
Recuerdo sin emoción: tener noción de lo que te relatan, saber que sabes, ver las imágenes o percibir por algún otro sentido pero este estimulo no despierta ningún sentimiento, emoción o sensación. Nada. No importa si el evento fue placentero o trágico, no te hace sentir nada. Si no sentimos nada, no existe nada. El ser humano necesita de sentir, sentir amor, sentir dolor, pero sentir para registrar que algo esta ocurriendo. Cuando recordamos sin emoción, no conectamos con el recuerdo, no hay conexión con el pasado, no se puede establecer una paralelo, no sabemos que hacer con ese recuerdo.
En la patología llamada “trastorno de ira intermitente” la persona da rienda suelta a toda su ira con palabras, gritos, acciones violentas, agrede grave y profundamente a su entorno y pierde el concepto de categorías de vínculos, agrede con la misma violencia a un empelado que su pareja o hijos. Una vez acabado el brote de ira, el sujeto no recuerda nada. Se lo podemos contar pero el no genera emoción con este recuerdo por lo que le resulta imposible hacerse cargo de la violencia sacada hacia afuera. Estos sujetos van erosionando sus vínculos hasta quedarse solos. Y tristemente no hay medicación vinculada con esta patología, la ciencia apenas llego a describir el fenómeno, nada más.
El recuerdo para que cumpla su cometido se debe presentar con alguna emoción. Aunque sea mala. Aunque su recuerdo nos lastime. Cuando una pareja se separa es muy necesario sentir al menos por dos años (promedio) que cada vez que recuerdo al otro “se me parte el corazón” porque si no sufro así, lo mas lógico es que vuelva a los brazos de esa infelicidad. ¡Nadie quiere sufrir! La memoria esta ahí para asegurarse de que no cometamos (en lo posible) el mismo error, demasiadas veces.
No hace falta desarrollar una patología para tener problemas con el recuerdo y la emoción codificada en él. El cerebro humano rellena lo que no sabe o lo que no recuerda con fantasías y no son de las mejores fantasías, a veces, destructivos como somos, estas fantasías son horribles.
La buena noticia es que vos sos el dueño de tus fantasías, de tus recuerdos, hasta de tus olvidos. Con el método del desarrollo del potencial humano buscamos que estés en contacto lo más posible con estos procesos internos a fin de conocerte a vos mismo mejor que nadie.
Lic. Romina Geli
Psicóloga clínica
(0896) 359 230
Tte. Celestino Prieto esq. Tte Rodi
Sajonia- Asunción.