Después de ver la necesidad que tenemos muchas veces las mujeres, de “sentirnos aceptadas y pertenecientes a una sociedad” me preguntaba de dónde proviene todo esto…
Y concluí que, el ideal de belleza que nos impone nuestra cultura no vino de fábrica en nuestras cabecitas, sino fuimos recibiendo del mundo exterior, y de a poco somos nosotras las que nos fuimos excluyendo al compararnos con esos padrones.
A lo mejor, por eso, siempre queremos comprarnos mucha ropa, porque es lo que está expuesto, y de alguna manera así sentimos nuestra pertenencia.
Pero, si existe gravedad en el universo, sería natural que a los 50 años no tengamos la piel de una joven de 15, y que después de llevar a un bebé 9 meses en el vientre no tengamos de un día para el otro la pancita plana.
Es importante replantearnos esta lógica inversa en nuestras vidas, en nuestros pensamientos y elecciones del día a día.
Les dejo un ejercicio práctico para ejercitarse estos días de mucho pensamiento y reflexión:
- Pensar en 5 características resaltantes de personas muy importantes en nuestras vidas.
¿Alguna de esas características fue piernas, finas, cintura marcada, medidas perfectas?
Sólo cuando logramos tener claro lo que queremos sentir y lo que queremos para nuestras vidas podremos tener la seguridad que el cuerpo es solo una parte de la apariencia que queremos tener, que somos mucho más que un pedazo de cuerpo que nos incomoda…
Y si hay algo en nuestra figura que nos disgusta, esa parte puede ser “neutralizada” con amor, cuando empezamos a valorar otras partes…
Somos un todo, y no solamente cuerpos que tienen alma, sino almas que tienen un cuerpo…
