Es muy posible abrir las puertas de nuestro ropero para encarar con mucho cariño, las ropas que ya tenemos, y con esa energía renovadora crear nuevos looks, con cara de primavera, cambiando sólo la manera de coordinar lo que ya tenemos.
La idea es añadir frescura, suavidad a nuestra imagen y salir de casa con las mismas piezas que ya usamos en la media estación, pero con una nueva mirada.
Por ejemplo; en lugar de gris y negro podemos experimentar gris y mostaza, gris y blanco más, tonos rosados.
También podemos aprovechar que es primavera y es tiempo ideal para juntar piezas con más color, y, un vestido negro puede funcionar mejor con un pañuelo estampado y un zapato de algún color vivo del pañuelo.
Que gusto da cuando hace calor, usar ropas que quedan lejos del cuerpo, que dejan a la piel que respire, y “ventilan”. Vestidos evasé, camisillitas de telas suaves y caídas, con bermudas sueltas quedan súper bien, (vale combinar volumen con volumen).
Camisas con mangas dobladas, pantalones con ruedos doblados hacia arriba, encoger largos dejando brazos y piernas más a la vista. Pies desnudos son súper femeninos.
Puede ser sufrido arreglarnos con muchos detalles en un caluroso día, pero podemos aprender a ingeniarnos con poco, y hacer mucho, así una blusa que tenga algún bordado en el escote podría dispensar un collar, una camisa de seda en vez de una de algodón deja todo más sofisticado.
Sin olvidarnos que el cabello recogido de formas diferentes, podría funcionar muy bien como accesorio, collares y pulseras de fibras naturales (tipo playa) podrían traer esa brisa del mar al asfalto y sentirnos más livianas, también los sombreros, en vez de usarlos en la playa quedarían espectaculares con un jean y una básica, cumpliendo una misión más para este blog: proteger, adornar y refrescar.