- septiembre 22, 2020
Durante el invierno la piel es más sensible, debido a los daños causados por el frío. En ocasiones se seca y se deshidrata, por lo que requiere cuidados distintos para la primavera y el verano.
Evitá a los grandes enemigos de la piel como la grasa, el azúcar, el tabaco, las bebidas alcohólicas, el sueño insuficiente, la falta de ejercicio físico, tocar la cara en exceso y los baños excesivamente calientes.
Preparar el rostro para el cambio de estación, implica algunos cuidados simples.
– Cremas con protección solar: durante primavera-verano los días son más largos y se tiende a tener la piel más expuesta al sol. Utilizá siempre crema con protección solar, lo mismo en la piel del cuerpo, como en la del rostro. Con el paso de los años la piel pierde elasticidad y el sol provoca la aceleración de las arrugas y manchas en la piel.
– Para el cuerpo: el cambio de tiempo puede causar sarpullidos en la piel del cuerpo. Usá un jabón hidratante y suave que no reseque. Exfoliá el cuerpo en la ducha con una esponja o con un jabón exfoliante.
– Hidratar: tanto el cuerpo como la cara necesita hidratación todo el año pero más aún en primavera. Tomar mucha agua es un método natural para hidratarse. Las cremas corporales evitan que la piel se reseque.
– Cremas anti-arrugas: usá antes del verano, especialmente si contienen retinoides pues sensibilizan mucho la piel ya que son muy exfoliantes.
– Ejercicio físico: facilita la circulación sanguínea que oxigena todo el cuerpo, esto hace que la piel se renueva y respire mejor, además de eliminar toxinas. Es importante hacer al menos tres veces por semana, ya sea caminar, correr o usar las máquinas elípticas en el gimnasio.
– Relajación: el estrés es el enemigo del corazón y por lo tanto de todo el cuerpo. Un baño relajante de vez en cuando te dejará como nueva. Añadí unas gotas de jabón aromático y disfrutá.