- noviembre 20, 2024
El verano es sinónimo de sol, calor y días al aire libre. Sin embargo, la exposición prolongada al sol puede tener efectos nocivos en la piel, como quemaduras, envejecimiento prematuro e incluso aumentar el riesgo de cáncer de piel. Por eso, es esencial preparar y proteger la piel para los meses más calurosos del año.
El calor extremo deshidrata la piel, haciéndola más propensa a la sequedad y las grietas. Bebe al menos dos litros de agua al día para mantener tu piel hidratada desde el interior. Complementa con cremas hidratantes ligeras que contengan ingredientes como ácido hialurónico o aloe vera, que ayudan a retener la humedad.
Aplica protector solar con un factor de protección (FPS) de al menos 30, incluso en días nublados. Es importante reaplicarlo cada dos horas, especialmente si estás nadando o sudando. Además, no olvides proteger zonas sensibles como el rostro, cuello, orejas y labios con bálsamos con FPS.
El calor puede incrementar la producción de sudor y grasa, lo que obstruye los poros. Lava tu rostro con un limpiador suave por la mañana y por la noche. Realiza exfoliaciones suaves una vez por semana para eliminar células muertas, pero evita productos agresivos que puedan irritar la piel.
Usa ropa ligera, preferiblemente de algodón, y colores claros que reflejen el sol. Complementa tu atuendo con sombreros de ala ancha y gafas de sol para proteger tu rostro y ojos.