- julio 20, 2014
Con seres fabulosos, escenarios fantásticos e instalaciones que juegan con luces y agua, más de 40 artistas argentinos evocan el irrepetible universo de Jorge Luis Borges en la muestra «El museo de los mundos imaginarios» que se inaugura en la ciudad argentina de Mar del Plata.
La exposición «nos lleva, acompañados por las palabras de Borges, al encuentro de lo que no habíamos pensado, de lo increíble», expone el presidente del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, Jorge Telerman, frente a una gigante Torre de Babel con escaleras que parecen llevar al cielo pero, en realidad, «no conducen a ningún destino», según su creador, Edgardo Giménez.
La invitación a imaginar y explorar, abierta tanto a grandes como chicos, se repite por todo el recorrido ideado por el comisario Rodrigo Alonso en el Museo de Arte Contemporáneo (MAR) marplatense.
En especial en obras interactivas como «Osedax», del colectivo Proyecto Biopus, un inmenso esqueleto de ballena sobre el que se recrean con luces los diminutos organismos invertebrados que se alimentan de sus huesos y a los que el público puede ayudar a moverse de un lado a otro, acelerando con sus acciones la música y el cambio de colores.
«Quería oponerme al ‘cuidado, se rompe'» tan habitual en los museos. Por eso esta obra irrompible, que busca contener, en la que te puedes meter dentro y dejar huellas», explica a Efe Javier Bilatz sobre la instalación «Senderos disco», que convierte en formas geométricas los pasos del espectador.
En homenaje a Borges, los «Libros de arena» de Mariano Sardón permiten alterar con las manos textos sobre el genial escritor argentino proyectados sobre dunas.
Aunque ausente en la inauguración, Maria Kodama, viuda del autor del «Libro de los seres imaginarios», aportó el vídeo «Performance», en el que aparece Mick Jagger recitando al escritor, por quien confiesa admiración.
Xul Solar, quien fue amigo cercano de Borges abre la primera sala, dedicada a los universos espirituales y mágicos, que engloban tanto al laberíntico «Muro» de Leandro Erlich como a los «astroseres» mutantes de Raquel Forner.
La segunda «nos sumerge en el extrañamiento de lo cotidiano y nos invita a encontrarnos con un bestiario de seres híbridos, insólitos e imposibles», señala Alonso, para quien estas obras permiten realizar asociaciones libres con el imaginario borgiano que atraviesa «el ser nacional argentino».
La tranquilidad hogareña se ve trastocada a través de la reconstrucción de una dramática escena del Mago de Oz por el colectivo Provisorio Permanente, mientras que objetos cotidianos como la trona de un niño se vuelven amenazantes al ser cubiertos de pinchos por Paula Toto Blake.
«Todo lo cotidiano se puede volver siniestro», sintetiza Toto Blake en diálogo con Efe entre paredes tomadas por sus conocidas plantas «Carnívoras», que despiertan deseos contradictorios: tocarlas o alejarse de ellas.
Borges aseguró que si un tigre entrara en un cuarto sentiríamos miedo y de ahí que «si sentimos miedo en un sueño, engendramos un tigre».
Esa relación con el temor y lo onírico se refleja en la instalación «Despertando al tigre», de Ananke Asseff, y no desaparece del todo al asomarse al mar, con barco incluido, creado por Marcela Cabutti después de que su casa se inundase.
La parte final de la exposición prolonga el bestiario sorprendente hacia la luz y el agua, con Gyula Kosice como gran anfitrión, con sus esculturas líquidas y la célebre «Ciudad hidroespacial».
También con la presencia del «Sireno del Río de la Plata», del aclamado fotógrafo Marcos López y la figura de una sirena frente al madrileño lago del Retiro en una imagen intervenida por Susan Consorte.
La criatura más inocente de la exposición, una mascota en 3D a camino entre un dinosaurio y un caracol bautizada «Pilki Pilki» por Alejandro Gabriel, se proyecta en pantallas a lo largo de todo el recorrido.
En su perpetuo caminar entre paisajes cambiantes, «Pilki Pilki» une a todos los seres y situaciones del «Museo de los mundos imaginarios» como si fueran nuevos episodios de un sueño borgiano. EFE/Mar Centenera