- enero 8, 2014
Ana Pérez López
Santiago de Chile, 8 ene (EFE).- El próximo 11 de marzo Michelle Bachelet volverá a la Presidencia de Chile tras derrotar en las elecciones a otra mujer, Evelyn Matthei, pero aunque esto represente un avance en la igualdad de genero, la realidad evidencia que se ha avanzado muy poco en la participación política femenina.
Quien no conozca bien Chile podría pensar que el hecho de que Bachelet y Matthei disputaran la Presidencia el pasado 15 de diciembre «constituye una medida de los avances experimentados por las chilenas», señala María de los Ángeles Fernández, directora ejecutiva de la Fundación Chile 21.
«Tal impresión no sólo es engañosa sino que coexiste con algo que no hay que olvidar: resulta todavía una rareza que el poder ejecutivo pueda descansar en hombros femeninos», señala esta analista política.
Además de las mandatarias Dilma Rousseff en Brasil y Cristina Fernández en Argentina, Suramérica contará a partir de marzo con Michelle Bachelet en Chile.
Su segundo mandato coincidirá además con la presidencia femenina del Senado (probablemente a cargo de Isabel Allende); también de la Confederación Unitaria del Trabajo, con Bárbara Figueroa; y de las dos federaciones estudiantiles más importantes del país, las de la Universidad de Chile y la Universidad Católica.
Además, las elecciones parlamentarias del pasado 17 de noviembre supusieron el triunfo de dos jóvenes mujeres que lideraron las protestas estudiantiles, las diputadas comunistas Camila Vallejo y Karol Cariola.
Pero las apariencias engañan y la imagen feminista que da Chile hacia el exterior solo es un espejismo de un supuesto avance hacia la igualdad bajo el cual se esconde una baja inserción de la mujer en el mundo laboral y escasa participación en política, argumentan analistas apoyándose en diversos estudios.
Según un informe del barómetro Equidad, la tasa de mujeres en el mundo laboral en Chile es del 47,6 %. Además, en la actualidad hay 6 mujeres en los 22 ministerios del Gobierno de Sebastián Piñera y sólo tienen un 13 % de representación en el Senado y un 14 % en la Cámara de Diputados, frente al 20,3 % del promedio mundial.
Si no se aplican medidas de discriminación positiva, a este paso Chile sólo alcanzará la paridad legislativa hacia el año 2050.
«El porqué Chile sigue siendo machista es un tema muy de fondo: aún hay mujeres con carreras universitarias que dejan de trabajar para cuidar a sus hijos y la diferencia salarial en cargos directivos puede llegar al 30 %», explica a Efe Pilar Arica, presidenta de Women-CEO Chile.
Pamela Díaz-Romero, directora de Fundación Equitas, llama la atención sobre el hecho de que las mujeres que entran en política sean, por lo general, «aquellas que ya han terminado la etapa de crianza de sus hijo».
En la regla general siempre hay excepciones, como la exlíder estudiantil Camila Vallejo, joven y madre elegida recientemente como parlamentaria.
En tiempos en los que la actividad política parece estar deshumanizada, Victoria Hurtado, vicepresidente de la corporación Humanas, considera que la cercanía de las mujeres favorece a los partidos.
«Hay una serie de atributos que se vinculan a lo femenino más allá de que los tengan o no: la preocupación por otros, la empatía, la responsabilidad?, virtudes que se estiman que faltan en política.»
En este sentido, el estudio que la ONG Equitas hizo durante las elecciones puso de manifiesto que a pesar de que el número de candidatas que se presentaron era bajo, su elegibilidad como parlamentarias fue muy alta.
Y es que, según la socióloga Julieta Kirkwood, «las mujeres aparecen en política en tiempos de crisis» y si Bachelet surgió en 2005 en un momento en el que la Concertación veía difícil alcanzar un cuarto gobierno, Evelyn Matthei emergió en julio de 2013 cuando la marea ahogaba a la derecha chilena.
La psicóloga Victoria Hurtado recuerda también que Bachelet era el único liderazgo reconocido de la izquierda en 2005 y, de hecho, el ser mujer jugó en su contra cuando intentó aplicar la paridad en los ministerios al principio de su gobierno.
Una encuesta de la Corporación Humanas resaltó que el 56,6 % de la mujeres del país creen que los partidos políticos dan pocas oportunidades y por eso desde distintos sectores se pide una ley de cuotas o de representación equilibrada.
Pero parte del problema radica en la educación y en el hecho de que la sociedad «frena» a las niñas, mientras que a los niños «se les empuja a exigirse más», expresó Arica.
Los cambios sociales son lentos y las necesidades grandes y acuciantes, pero hoy las niñas chilenas pueden soñar con ser presidentas, diputadas, senadoras o líderes de movimientos estudiantiles en un país que antes consiguió tener una escritora Premio Nobel de Literatura (Gabriela Mistral) que el derecho al voto femenino. EFE