- diciembre 16, 2013
Madrid (EFE).- Así de juntos y cómplices cantaban ayer el presidente de Estados Unidos, Barack Obama y su mujer, acompañados de sus hijas Malia y Shasha durante el concierto anual TNT “Christmas in Washington”. Sonrientes, sin fisuras y como testimonio mudo, la mano de Barak Obama en la cintura de Michelle.
Unos días antes
Cuatro días después de haber sido centro de todas las miradas por obra y gracia de Helle Thorning-Schmidt, la primera ministra de Dinamarca, que protagonizó junto a Barak Obama la anécdota más comentada del funeral de Estado por Nelson Mandela, donde la primera dama de Estados Unidos fue el vértice de un triángulo que aportó la cara de disgusto ante las sonrisas, la complicidad y la ya famosa “autofoto” que se hicieron Obama y la mandataria danesa.
Una situación que zanjó la primera dama norteamericana marcando terreno y sentándose entre ambos, lenguaje no verbal que el líder de Estados Unidos entendió y selló con un gesto caballeroso: besándole la mano ante el rostro todavía incómodo de su esposa.
Thorning-Schmidt, que el próximo sábado cumple 48 años, está casada con Stephen Kinnock, hijo del ex líder del Partido Laborista, Neil Kinnock y es madre de dos hijas.
En declaraciones a la prensa danesa, la política, que no es la primera vez que coincide con Obama, ha restado importancia a la anécdota asegurando que la fotografía no es más que el ejemplo de la buena sintonía que hay entre los jefes de estado y de gobierno. “Somos simplemente personas que se divierten juntas”, comentó al respecto.
Horas después
Horas después, otra foto, ya en Washington DC, daba testimonio de la sólida relación de los Obama, quienes regresaron a casa tan acaramelados como de costumbre y como si nada hubiera pasado.
El peso de más de dos décadas de vida en común ha equilibrado la balanza de un matrimonio carismático que fascina al mundo por sus miradas, sus bailes y su complicidad, intacta.EFE