La escalada llega a las llanuras de Paraguay

  • La escalada se abre camino en Paraguay, un país que ocupa una inmensa planicie en el corazón de Suramérica, gracias al esfuerzo de un pequeño grupo de paraguayos y extranjeros que han instalado las primeras vías con mucho empeño y pocos medios.

    Compartir:

    Con una cota máxima de tan solo 842 metros de altura, Paraguay es un país sin tradición escaladora, especialmente frente a países cercanos de grandes escarpas como Argentina y Chile.

    Hace cinco años no existía ninguna vía equipada en todo su territorio, que es mayor que Alemania, pero eso ha cambiado desde entonces.

    Hoy en día el país cuenta con unas cincuenta vías con chapas, que consisten en un tornillo clavado en la roca y un aro de metal, donde el escalador engancha la cuerda a medida que asciende por la pared, lo que le da seguridad ante una posible caída.

    La mayoría se encuentra en varios canchales con paredes de hasta 25 metros de altura en Tobatí, una localidad a unos 60 kilómetros al este de Asunción conocida por sus tejas y ladrillos artesanales.

    Allí acuden los fines de semana algunos escaladores extranjeros mayores, autobautizados como «la tercera edad», y jóvenes paraguayos.

    «Me libera la tensión. Te concentrás solo en donde está tu mano y me relaja la cabeza», indicó Fiorella Pirovano, de 27 años, quien escala «de seguido» desde hace un año.

    El mayor desarrollador de vías fue Jonathan Bibee, un estadounidense que llegó a Paraguay como parte del Cuerpo de Paz y que ahora reside en Italia.

    «Yo estuve 13 años sin escalar hasta que conocí a Jonathan», rememoró el también estadounidense Dale Helm, de 57 años de edad, 16 de ellos en Paraguay.

    Los dos empezaron a escalar en una torre de agua abandonada en el departamento de Concepción y en el cerro Memby, usando la modalidad de «top rope», que no requiere ningún equipo permanente en la roca, pues la cuerda se amarra en la parte superior de la pared a árboles o a protuberancias de la piedra.

    Posteriormente se mudaron a Asunción y encontraron los desfiladeros de arenisca de Tobatí, que atacaron primeramente en un lugar al lado de la carretera. «Lagente se congregaba para vernos y aplaudía. Era un dolor de cabeza», recordó Helm.

    Para evitarlo se internaron en otras áreas cercanas, con el permiso de los dueños de las propiedades, y en 2009 equiparon con chapas la primera vía de escalada deportiva de Paraguay, bautizada «3 de mayo».

    Tras ella vino el resto, incluidas las primera vías montadas enteramente por paraguayos, obra de Sebastián Calvo y Juan José Gaona, que aprendieron a hacerlo con Bibee.

    El propio Bibee pagó de su bolsillo las chapas, eslabones y cadenas necesarios para preparar las primeras vías, y compró el taladro que aun se usa para instalarlos en la roca, según relató el mexicano Víctor de León, de 50 años. Ahora lo financian con donaciones y aportaciones de los propios escaladores.

    De León comenzó a escalar hace tres años, tras conocer a Helm y a Bibee. «Me costó mucho y me gustó el reto. Era algo totalmente fuera de mi banda de comodidad», dijo.

    Cada fin de semana las paredes de Tobatí son testigo de pequeñas victorias personales, como cuando Ingrid Meili, de 22 años, escaló la vía «Amor a Primera Vista» como líder, sujeta por ello a mayor riesgo.

    A medida que avanza, el escalador que sube primero traba la cuerda con mosquetones en las chapas insertadas periódicamente en la roca, por lo que si se cae se queda colgando del último enganche que colocó.

    «Yo pensaba que iba a tener más miedo a las alturas, pero me siento segura con la cuerda», dijo Meili, que confiesa que nunca fue muy deportista, hasta descubrir la escalada a principios de año.

    Otro de los atractivos de este actividad es el espíritu de compañerismo entre sus aficionados, necesario en un deporte en el que la vida del escalador depende literalmente de la persona que le da seguridad desde el suelo.

    «Nos llevamos súperbien. Todos apoyan a todos», dijo Meili. «Es importante por la seguridad que todos te estén controlando», añadió.

    Aunque en otros lugares más desarrollados hay cierta rivalidad entre los atletas de mayor nivel, no existe en Paraguay, donde todos los escaladores se conocen y se alegran con el triunfo de cada uno.

    «No hay espíritu de competencia, el desafío es con vos mismo», aseveró Gaona. EFE/César Muñoz Acebes

    cma

    (foto)(vídeo)

    Compartir:

    Más notas: