Jóvenes con hipoacusia

  • ¿Qué alternativas tienen para una educación en Paraguay?

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    Por Fátima E. Rodríguez

    Tatiana Maidana Del Puerto y Tamara Scholz Villalba son jóvenes que residen en San Ignacio, Misiones. Tienen 19 años, son amigas y ambas viven en un mismo barrio. Tatiana – Tati como la dicen en casa- es una lectora de Ella y se interesó en una entrevista que publicamos en esta página  sobre Sordos Universitarios.

    Ella ha llegado hasta la ciudad de San Ignacio para rescatar la historia de dos jóvenes cuyas experiencias de vida debieran de hacernos reflexionar sobre las oportunidades educativas y de desarrollo que se ofrecen para la juventud desde las políticas públicas.

    Tatiana Maidana

    Tatiana Maidana

    Tatiana Maidana tiene 19 años y está cursando el tercer año del Bachillerato en Informática en San Ignacio, Misiones. Tiene el sueño de poder asistir a una universidad el año próximo, pero teme que si va a cualquier casa de estudios, termine frustrándose por no poder seguir a los profesores en sus exposiciones.

    “Todavía no sé qué estudiar, estoy pensando, pero quisiera irme a estudiar a una universidad en donde yo no tenga tanta dificultad de entender a los profesores. Y quisiera ir a estudiar afuera, pero no sé si mi mamá me deja”, cuenta Tatiana con mucho esfuerzo para articular las palabras.

    Ella es hipoacúsica, es decir, una persona con disminución de la capacidad auditiva. Esta disminución auditiva no le permite entender lo poco que escucha, a pesar de que utiliza un audífono. Ella puede comprender a las personas mediante lectura labial y fijándose en los gestos o lenguaje corporal.

    Y si bien ha debido aprender a hablar para comunicarse, tiene un grado de sordera que le dificulta relacionarse con todos los jóvenes de su edad. Su mejor amiga es Tamara, quien también tiene la misma condición de hipoacusia; y otra amiga es  Rosa, con quien se comunica mediante lengua de seña.

    Fanática de Animé

    Tati es fanática de los dibujos animados japoneses y le gusta la escritura japonesa.   “El año pasado, Tati hizo por primera vez algo que me preocupó mucho: se atrevió a salir sola y fue a Asunción para un Festival de Animé. Yo no sabía de qué se trataba, pero se compró un disfraz y fue”, cuenta Dory Elizabeth Del Puerto, madre de Tatiana.

    Dory se sorprende aún del entusiasmo de Tatiana por estas series que encuentra en internet. Tatiana no sólo usa Internet para facebookear, sino también para buscar películas y buscar información sobre hipoacusia y sordera. “También ella es la que lee las noticias en los principales periódicos y cuando yo vuelvo de trabajar, es ella la que me cuenta qué ha pasado en el país”, dice Dory, quien trabaja como docente en una institución de San Ignacio.

    Tamara Scholz

    Tamara Scholz

    Tamara y la universidad

    Tamara Scholz Villalba es la mejor amiga de Tatiana. Es notoriamente alegre y divertida. “Tengo amigas chismosas”, bromea. Tamara ingresó a la Universidad Católica, a la carrera de Ciencias Contables, pero debió abandonar este año. “Cuando los profesores hablaban, yo tenía que ponerme al lado de un compañero o una compañera y copiar, porque no lograba entender a los profesores, y más todavía cuando hablaban rápido”, cuenta Tamara. Su experiencia en la universidad es el mayor miedo de Tatiana.

    Tamara dice que quiere estudiar, sobre todo porque su mamá le insiste mucho en la importancia de una carrera y aunque no entiende nada de lengua de señas, se interesa por las cosas que dice Tatiana, su única mejor amiga. A Tamara le gusta entender lo que suena en la radio, y cuando ponen fuerte una música nueva en español, pregunta a sus hermanos el nombre de la canción y busca en internet la letra.

    Ante la pregunta de si retomará los estudios universitarios, afirma que sí, pero que le cuesta “porque es demasiado difícil”. “No sé, no sé qué estudiar, pero no me gustó la carrera”, dice.

     

    La lucha de una madre por la inclusión social de su hija

    “Es que ella tiene la idea de que los profesores no la entienden y no le tienen paciencia”, dice Dory Del Puerto. Explica que la educación de Tatiana hubiera sido más fácil en un colegio especial para sordos o al menos, si los docentes tuvieran mayores herramientas para la inclusión de personas como Tatiana que tienen capacidades diferentes para comunicarse.

    Dory dice que no sabe por qué su hija tiene hipoacusia, y que después de haber conversado con otras madres que tienen hijas en la misma condición, llegaron a la conclusión de que quizá tenía que ver con la rubeola, enfermedad que la tomó durante el embarazo.

    “Yo quisiera que ella siga estudiando, pero a veces, cuando no entiende o tiene dificultades en el colegio, quiere dejar. Entonces, trato de convencerla otra vez… porque muchas veces se frustra;  quiere aprender, pero no le entiende a sus profesores cuando hablan rápido”, sostuvo.

     

    ¿Qué alternativas tienen los hipoacúsicos y sordos para una carrera terciaria en Paraguay?

    En el Departamento de Misiones no tienen muchas alternativas. “A lo mejor, voy a tener que ir con ella a la universidad; estoy dispuesta a hablar con los profesores de la facultad o la carrera que ella elija,  para que me dejen participar de las clases y después yo le pueda traducir y explicar” dice Dory.

    Según Rogelio Ocampos, padre de sordos universitarios que estudian en el exterior, afirma que lamentablemente no existen muchas alternativas actualmente en el Paraguay para los hipoacusicos y sordos en el ámbito de la educación terciaria. “Es ahí donde es importante la lengua de señas y conseguir un intérprete que trabaje con ellos en aula,  o que las universidades permitan la utilización de intérpretes de lengua de señas para las clases”, sostuvo Rogelio al tiempo de reflexionar que siempre es mejor enfrentar estos obstáculos juntos como intentan hacer Tatiana, Tamara, junto con Dory y las otras madres.

    Rogelio comentó además que en los primeros tiempos, cuando sus hijos aún no conocían la lengua de señas cabalmente, debían darles grabadoras para el aula y una vez en casa, dedicar horas en transcribirle lo que el profesor había dicho.

     

    Fotos: Pelao Carvallo.

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