Fallece el actor Mickey Rooney

  • Niño prodigio de Hollywood, Mickey Rooney fue una de las estrellas infantiles más productivas de la meca del cine gracias a su aspecto inocente y carisma, un atractivo gancho que le llevó a realizar más de 200 películas y a pasar ocho veces por el altar.

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    El artista falleció este lunes a los 93 años por causas naturales, según TMZ, después de un deterioro paulatino de su salud.

    Entre sus trabajos más reconocidos se encuentran «Babes in Arms» (1939), «The Human Comedy» (1943), «The Bold and the Brave» (1956) y «The Black Stallion» (1979), filmes que le valieron nominaciones al Óscar.

    Se ganó la atención de los focos por primera vez en un teatro en el que actuaban sus padres cuando él tenía tan solo 17 meses y a los 6 años debutó en el cine mudo con un pequeño papel en «Not to Be Trusted» (1926).

    En 1927 comenzaría su carrera hacia el estrellato como protagonista en una serie inspirada en unas viñetas de cómic sobre un niño travieso llamado Mickey McGuire, personaje que interpretaría hasta 1934 durante más de 50 episodios.

    De aquellas historias tomaría su nombre artístico, Mickey, mientras que el apellido lo adoptaría de un viejo antepasado suyo del vodevil, si bien la intención inicial de su madre fue conseguir que su pequeño adoptara el mismo apelativo que su «alter ego» en la serie, algo que rechazó el creador de McGuire.

    Nacido el 23 de septiembre de 1920 como Joe Yule Jr., Mickey Rooney se criaría entre bastidores siguiendo a sus padres, artistas de teatro musical, hasta que se divorciaron tres años después y fue a vivir a Kansas con su tía.

    Su madre, consciente de su talento, decidió finalmente mudarse a California atraída por el mundo de posibilidades que suponía la incipiente industria cinematográfica.

    Tras el éxito de Mickey McGuire, Rooney realizó con habilidad la transición al cine sonoro de la mano de los estudios Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) con los que firmó un contrato en 1934 que duraría hasta que decidió rescindirlo en 1958.

    En esos años Rooney incrementaría su popularidad encarnando al incorregible adolescente Andy Hardy («A Family Affair», 1937) durante 19 películas, unos trabajos que alternaría con otras producciones.

    En 1938 estrenaría «Boys Town» con Spencer Tracy, con quien volvería a compartir metraje en la secuela «Men of Boys Town» (1941), pero serían más conocidos sus emparejamientos cinematográficos con actrices como Judy Garland, Ann Rutherford o una joven Lana Turner.

    Rooney y Garland harían furor en la gran pantalla con los musicales «Babes in Arms» (1939), «Strike up the Band» (1940), «Babes on Broadway» (1941) y «Girl Crazy» (1943).

    Su intenso ritmo laboral tuvo parangón en su frenética vida sentimental.

    Convertido en un seductor, Rooney contrajo el primero de sus ocho matrimonios con la célebre Ava Gardner en 1942, al que seguiría Betty Jane Rase en 1944, Martha Vickers en 1949, Elaine Mahnken en 1952, Barbara Ann Thompson en 1958, Marge Lane en 1967, Carolyn Hockett en 1969 y Jan Charmberlin en 1978.

    Únicamente su boda con Thompson finalizó sin divorcio, ella murió en un accidente, tras lo cual se casó con su amiga Lane, con la que tuvo la relación más corta, 100 días.

    A medida que su rostro se iba llenando de arrugas, la estrella de Rooney se fue apagando, aunque vivió un renacer en 1979 después de triunfar en Broadway con el musical «Sugar Babies» y ganarse una nominación al Óscar por «The Black Stallion».

    En los 80 y 90 se le podría ver en populares series de televisión como «The Love Boat» (1982), «The Golden Girls» (1988), «Murder, She Wrote» (1993) o «ER» (1998) o en filmes como «Babe: Pig in the City» (1998).

    En 2006 trabajaría con Ben Stiller en uno de los éxitos de taquilla del año, «Night at the Museum», y el mes pasado rodó unas secuencias en la tercera parte de esta saga cómica, «Night at the Museum 3», según confirmó hoy su director, Shawn Levy, en Twitter.

    Actualmente se encontraba preparando una nueva película, «The Strange Case of D.r Jekyll and Mr. Hyde».

    Rooney intercaló sus interpretaciones con pasiones como la composición musical y llegó a estrenar varias sinfonías, así como con negocios en otros sectores.

    El actor fue propietario de una cadena de restaurantes, un laboratorio farmacéutico, una compañía de seguros para animales y otra de diseño de modas.

    En 1983 la Academia de Hollywood le entregó un Óscar honorífico como homenaje a su carrera artística y su contribución a la industria del cine, si bien en 1939 esa misma institución ya le había reconocido con el Juvenile Award, un premio a modo de tributo por su personificación de la juventud en la gran pantalla. EFE/ Fernando Mexía

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