- abril 19, 2017
Un ropero femenino es mucho más que cajones llenos de pedazos de ropas, y en estos años visitando roperos, los encontré ocupados por camisas del marido, por saco del suegro, ropas de la amiga, y hasta vestidos de fiesta colgados con vestidos del día a día.
Y más allá de la ropa, también encontramos historias llenas de emoción en muchas prendas, por eso, es demás importante dejar un espacio (no demasiado grande, con 6 perchas sería más que sensacional) para todas esas prendas de valor afectivo, que ya no usamos pero que no nos queremos deshacer.
Elegir un cajón especial para eso, y cada cierto tiempo sacar a ventilarlas, lavar una vez al año por lo menos también resulta una opción.
Es muy importante crear este espacio definido para las prendas afectivas, no vale mezclarlas con otras ropas que si usamos, porque cuanto más acumulamos prendas, más se complica el vestir.
Darles nuevos usos puede ser interesante, y convertirlas en almohadas usando un tejido lindo de la prenda, un bolso, o un pañuelo también son formas de evitar acumular, de priorizar lo más importante, y buscar alternativas para nuestros apegos.
Porque todo en la vida es prestado, no vale la pena vivir apegado.