- septiembre 7, 2013
Debido a la huelga de docentes nuestras niñas y niños debieron tomar unas minivacaciones adelantadas que estos días se acaban. No está de más recordar que volver a la escuela también les supone a los más pequeños un “síndrome postvacacional”, una etapa transitoria que suele durar una semana, en la que nuestros hijos pueden presentar diversos trastornos psíquicos provocados por el estrés como cansancio, apatía, tristeza, ansiedad, irritabilidad y falta de atención.
Un artículo de la Agencia Efe rescata la opinión de especialistas sobre cómo podemos ayudar para que nuestros niños y niñas sean seres felices.
Uno de los momentos más difíciles es la vuelta a los madrugones, ya que los ritmos de vigilia y sueño necesitan un periodo de ajuste a las nuevas rutinas. Por ello, es importante anticiparnos una semana o diez días antes del comienzo de las clases adaptando los ritmos al nuevo horario, adelantando cada tres días todas las acciones (levantarse, desayunar, comer, acostarse, etc.), para realizar una adaptación progresiva.
Desayuno, mochila y las extraescolares
Hay que prestar especial atención al desayuno, que ha de ser variado, equilibrado y capaz de aportarles energía para toda la mañana. Un ejemplo de desayuno sería una ración de lácteo (leche o yogurt), otra de fruta y una tercera de hidratos de carbono de absorción lenta (pan, cereales o galletas). Es deseable que el desayuno se haga sin prisas y en compañía de otro miembro de la familia.
Otro tema que preocupa a los padres es el excesivo peso de las mochilas escolares, por el esfuerzo físico que se necesita para transportarla y por su posible relación con el dolor de espalda y las alteraciones estáticas en la columna vertebral. Para evitarlo, utiliza mochilas con tirantes anchos y refuerzo en el área lumbar para una mejor distribución de la carga. También se debe colocar la mochila pegada a la espalda, en posición vertical y siempre colgada de los dos tirantes. Y, finalmente, controla la carga: que no debe superar nunca el 10% del peso del niño.
También los niños cada vez tienen más programado su tiempo libre por numerosas actividades extraescolares, algo que debe ser una motivación y divertimento, y no una obligación o castigo. Es importante elegir las que sean apropiadas para el grupo de edad del niño y no impedir que tenga tiempo para jugar y descansar, favoreciendo las relaciones con otros niños, el ejercicio físico o el aprendizaje.
Decálogo para ayudar a nuestros hijos en el proceso de adaptación
- Adaptarse de forma progresiva al horario escolar una o dos semanas antes del inicio del curso; establecer la hora de irse a dormir y de levantarse, porque de esta forma evitaremos que vayan cansados el primer día de clase.
- Cumplir los horarios incluso los fines de semana.
- Aprovechar las vacaciones para instaurar un hábito tan saludable como es el desayuno en familia, con tiempo suficiente, fomentando el diálogo y compuesto por lácteos, cereales y fruta. Un desayuno adecuado contribuye a mejorar el rendimiento físico y mental.
- Preparar con ellos el material escolar, comprar los libros, forrarlos, preparar el uniforme o la ropa escolar, la mochila…
- Ayudarles con el repaso de los deberes, siempre reforzándoles y elogiándoles en sus logros.
- Hablarles de las cosas positivas que implica el inicio del nuevo curso, como encontrarse con sus amigos, conocer niños nuevos, aprender cosas, excursiones…
- Escucharles, responder a sus preguntas, inquietudes y miedos. Darles confianza y apoyo. Para ellos es un reto y una nueva situación a la que tienen que enfrentarse.
- Podemos realizar por las tardes actividades físicas, en vez de que estén viendo la televisión o jugando en el ordenador, como ir al parque, montar en bici, patinar… De esta forma liberan el estrés y eliminan de sus mentes las preocupaciones y miedos.
- Acompañarles el primer día de colegio, siempre haciendo el momento de la separación nada traumático y corto en el tiempo. Es importante también el recogerles, siendo puntuales y mostrándonos alegres, interesándonos por todo lo que nos cuentan.
- Nunca trasmitirles nuestra ansiedad, miedos y pereza a la hora de tener que volver a nuestros respectivos trabajos.
Y en todo este proceso, no nos olvidemos de que padres tranquilos implica niños felices.
Fuente: Efesalud.com