- noviembre 15, 2024
«Carmilla», de Sheridan Le Fanu, es una obra fundamental en la literatura gótica y uno de los primeros relatos modernos de vampiros, precediendo en 25 años a Drácula, de Bram Stoker. Publicada en 1872 como parte de la colección In a Glass Darkly, la novela corta narra la historia de una joven llamada Laura, quien establece una relación profunda y enigmática con la misteriosa Carmilla, una mujer vampiro que se convierte en su amiga y, en ciertos momentos, en su seductora. Este vínculo entre las dos mujeres introduce el tema de la atracción lésbica y añade un toque de tensión y deseo inusual para la época, otorgando a Carmilla un lugar único en la historia del género de terror y, sobre todo, en la literatura de vampiros.
Le Fanu creó un personaje sumamente cautivador en Carmilla, cuyo encanto y misterio seducen a la protagonista y, a través de ella, al lector. Con esta vampira, Sheridan Le Fanu rompió con el estereotipo del vampiro masculino depredador, introduciendo a una mujer que, aunque igualmente peligrosa y maliciosa, ejerce su poder de manera más sutil y persuasiva. Carmilla ataca a sus víctimas sin violencia explícita, manipulándolas con un amor que se percibe entre erótico y maternal, en un juego constante entre protección y amenaza. Este cambio de perspectiva y enfoque en la feminidad de la vampira le da al personaje un poder distinto: seduce y ataca en silencio, mientras Laura, su presa, siente fascinación y terror ante ella.
La obra de Le Fanu fue fundamental para que Bram Stoker desarrollara su propio vampiro en Drácula, publicado en 1897. Stoker conservó algunos de los aspectos innovadores de Carmilla, pero adaptó la historia a una figura masculina, el Conde Drácula, creando un personaje que también es letal y cautivador, pero que se acerca más al estereotipo del vampiro como un aristócrata extranjero y poderoso. Drácula, al igual que Carmilla, seduce a sus víctimas antes de atacarlas, pero sus motivaciones son más relacionadas con el poder y la conquista, y su atractivo está ligado a su autoridad. En cambio, la vampira de Le Fanu tenía una conexión emocional compleja y ambigua con Laura, generando una atmósfera más íntima y psicológica que la creada por Stoker.
La relación entre Laura y Carmilla está impregnada de subtextos, especialmente en lo que respecta a la atracción y la manipulación emocional. La vampira siente una mezcla de ternura y hambre por su víctima, en una relación que muchos críticos han interpretado como una metáfora de la represión de la sexualidad femenina y del tabú del amor entre mujeres en la época victoriana. La novela ha sido alabada no solo por introducir la figura de la mujer vampira, sino también por su representación sutil de la atracción lésbica, un tema prácticamente inexplorado en la literatura de la época. Este aspecto en particular fue uno de los que Stoker desestimó al crear su propia versión, donde el vampiro masculino sigue los patrones de dominación sobre las mujeres en lugar de mostrarse en una relación de deseo mutuo.
«Carmilla» también es considerada pionera en el tratamiento del vampirismo como una maldición tanto psicológica como física, en lugar de un simple acto de terror. Carmilla misma es una víctima de su propia naturaleza: condenada a vivir y amar en las sombras, sin posibilidad de experimentar un amor no destructivo. Esta visión trágica de la vida inmortal fue una inspiración para el tratamiento posterior de los vampiros en la literatura, donde se enfatiza la soledad y la maldición de la inmortalidad.
La novela de Le Fanu es una obra rica en simbolismo y subtextos que marcó un hito en la literatura de vampiros y que inspiró a Bram Stoker para crear a su propio vampiro legendario. Aunque Drácula es el personaje más famoso, Carmilla permanece como un ícono del vampirismo femenino y de la representación de la sensualidad oculta en la narrativa gótica. Hoy, Carmilla sigue siendo leída e interpretada como una obra fundamental que ofrece una visión única sobre la inmortalidad, el amor y la seducción, a través de una vampira cuya influencia en la cultura de terror es tan sutil como inmortal.