- marzo 31, 2014
Anne Hidalgo, gaditana de nacimiento, parisina de adopción, acostumbrada a romper moldes, se convirtió en la primera mujer que alcanza la alcaldía de París, tras haberse impuesto en las municipales de la capital francesa.
Nacida en la localidad gaditana de San Fernando (sur de España) el 19 de junio de 1959, Hidalgo protagoniza una biografía plagada de momentos de superación, aunque ninguno de tanta importancia como haberse convertido en la primera alcaldesa de París.
Criada a la sombra de la exministra Martine Aubry, la ideóloga de la ley de las 35 horas semanales, y de Bertrand Delanoë, primer alcalde socialista de París en 130 años, Hidalgo dio un paso adelante para liderar la candidatura socialista y se reveló como una política audaz, resuelta y cercana.
La imagen tímida que proyectó durante los 13 años que pasó como número dos del Ayuntamiento parisiense dejaron paso a un estilo más directo, un discurso más agresivo y una estrategia más dinámica.
El «París que osa», que se atreve, su lema de campaña, aparece como un resumen de la vida de una mujer que a lo largo de sus 54 años de vida ha ido venciendo obstáculos.
Y forjando la personalidad de una política marcada por dos constantes en su vida: el progresismo de sus orígenes humildes y el feminismo de su condición de mujer.
Su victoria en las municipales, frente a otra mujer, la exministra conservadora Nathalie Kosciusko-Morizet, supone su primer triunfo electoral, tras haber fracasado en dos ocasiones en su intento de conquistar el conservador distrito 15 de París y en las legislativas de 2002 y 2007.
Hidalgo llegó a Francia cuando todavía no había cumplido los tres años, en el seno de una familia de descendientes republicanos que había abandonado la deprimida Andalucía del Franquismo.
Su abuelo, que había combatido el levantamiento del 18 de julio y había huido a Francia al término de la Guerra Civil, volvió a Cádiz pocos meses después con sus hijos y su esposa, que falleció en el viaje de retorno.
Fue detenido y condenado a muerte, pena posteriormente conmutada por la cadena perpetua, lo que sirvió para marcar políticamente a los Hidalgo.
Antonio, el padre de Anne, huyó de las críticas enrolándose en la Marina Mercante antes de instalarse en San Fernando, donde trabajó en los astilleros y donde nacieron sus dos hijas.
Pero la presión política y las penurias económicas le llevaron a emigrar, 22 años después que su padre, a Francia, donde se instaló con la familia en el popular barrio de Vaise, a las afueras de Lyon (este), el mismo en el que creció el exfutbolista y entrenador Luis Fernández, nacido en Tarifa.
En casa de los Hidalgo se hablaba el español, pero Anne demostró un gran talento en la escuela francesa, donde fue superando escalones.
Aunque soñaba con ser bailarina o periodista, optó finalmente por el derecho y se licenció en Ciencias sociales y del trabajo.
Con poco más de 20 años se convirtió en una de las más jóvenes inspectoras laborales de Francia y ese puesto le permitió dar el paso a París, donde se instaló en el distrito 15.
De la mano de Martine Aubry entró en los engranajes gubernamentales, primero como consejera de la entonces ministra de Empleo, cargo que repitió en otros gabinetes.
Hasta que en 2001 ingresó en el Ayuntamiento de París coincidiendo con la histórica victoria de la izquierda y comenzó una carrera a la sombra de Delanoë.
Responsable del área de Urbanismo, Hidalgo fue cobrando galones gracias a la dinámica positiva del alcalde, lo que le dejó en buena posición para liderar a los socialistas tras la retirada del prestigioso regidor.
Hidalgo siempre ha encarnado el ala más progresista del partido y no ha dudado en enfrentarse a los representantes de propuestas más centristas. Como en 2007, cuando con la mirada puesta en la entonces candidata de su partido a la Presidencia, Ségolène Royal, criticó la política de papel cuché.
Madre de tres hijos, la nueva alcaldesa de París acudió a los tribunales en 2012 para acallar los incesantes rumores que indicaban que el padre de uno de ellos es el actual presidente, François Hollande.
La relación con el actual inquilino del Elíseo es muy buena. Hollande le propuso entrar en el Gobierno y la condecoró con la Legión de Honor. EFE