- septiembre 29, 2021
Toma nota de cómo factores como la luz, los colores o las plantas pueden estar elevando tus niveles de estrés.
Escogiendo bien la luz, el color y la distribución de los elementos podemos hacer que un espacio pequeño parezca más grande y luminoso, aunque no se queda ahí la cosa.
Los colores: Los tonos cálidos como el rojo y el naranja favorecen la sensación de alegría y dinamismo, pero si los llevas al extremo, pueden provocar agresividad y sensación de opresión.
Los colores fríos como el verde, el azul y el malva transmiten serenidad, tranquilidad y relajación, pero si los usamos en exceso, puede adquirir un carácter impersonal y deprimente.
La iluminación: Con una buena luz, natural o artificial, aumentan los niveles de energía, mientras que una iluminación deficiente contribuye a la depresión y a deficiencias en el cuerpo.
La altura de los techos: Los techos altos favorecen la creatividad, mientras que los techos bajos dan paz ayudando a la relajación y la concentración.
Mantener el orden: el orden, la limpieza y la ventilación son imprescindibles para una distribución armoniosa. Un espacio organizado genera eficiencia y disminuye el estrés.
La naturaleza: Incluir plantas y flores en casa aporta vida, calidez y le dan un toque de frescura al espacio. Además, disminuyen el estrés, aumentan la productividad y mejoran la calidad del aire.
Fuente: Glamour.