- octubre 23, 2024
Más allá de las etiquetas, sigue siendo una figura crítica y esencial para comprender los debates actuales sobre el feminismo y el lugar de las mujeres en la sociedad.
Doris Lessing, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2007, fue una de las voces más influyentes y polémicas del siglo XX. Conocida por obras como El Cuaderno Dorado (1962), Lessing abordó en su vasta producción literaria temas que iban desde la alienación personal hasta las luchas sociales y la identidad de género. Aunque su obra es frecuentemente asociada con el feminismo, Lessing tuvo una relación compleja y, en ocasiones, crítica con los movimientos feministas contemporáneos, particularmente en sus fases más modernas.
En los años 60 y 70, Lessing fue considerada una defensora del feminismo gracias a sus novelas que exploraban la vida de las mujeres, la represión emocional y las barreras impuestas por la sociedad patriarcal. El Cuaderno Dorado, por ejemplo, es una obra icónica en el canon feminista debido a su exploración de la identidad femenina, el conflicto entre los roles tradicionales de la mujer y la libertad personal, y las tensiones entre el amor, la sexualidad y la independencia.
Sin embargo, a lo largo de su vida, Lessing expresó abiertamente su preocupación por ciertas vertientes del feminismo moderno, lo que provocó tensiones entre ella y algunos sectores del movimiento.
Las críticas al feminismo moderno
Uno de los puntos clave de la crítica de Lessing al feminismo moderno es lo que percibía como un desbalance en la representación de hombres y mujeres. En diversas entrevistas y declaraciones, Lessing argumentaba que algunos discursos feministas estaban demonizando a los hombres, creando una narrativa de victimización que veía a los hombres como inherentemente opresores y a las mujeres como víctimas indefensas.
Lessing creía que esta narrativa no sólo era simplista, sino perjudicial. En una entrevista en 2001, mencionó que había observado en la cultura popular y en las escuelas una tendencia a ridiculizar a los hombres, lo cual, en su opinión, podría tener efectos contraproducentes. «Están siendo avergonzados simplemente por ser hombres», afirmó en una ocasión. Según Lessing, este tipo de actitud amenazaba con sustituir una forma de opresión por otra, en lugar de avanzar hacia una igualdad verdadera y equilibrada entre los géneros.
Lessing también alertó sobre el riesgo de un feminismo centrado únicamente en el victimismo. Para ella, aunque era crucial denunciar las injusticias y desigualdades, insistir en una visión de la mujer únicamente como víctima perpetuaba una visión limitada y pasiva de lo que significa ser mujer. Lessing defendía una visión más compleja de la identidad femenina, en la que las mujeres podían ser fuertes, complejas y contradictorias, sin necesidad de encasillarse en roles de opresión.
Esta postura crítica le valió tanto admiración como rechazo. Mientras que algunos la veían como una voz sensata que cuestionaba las tendencias dogmáticas del feminismo contemporáneo, otros la acusaban de ser reaccionaria y de restar importancia a las luchas feministas.
Un legado literario y crítico
Aunque sus opiniones sobre el feminismo moderno fueron controversiales, el legado de Lessing como escritora y pensadora crítica es innegable. Su capacidad para cuestionar y problematizar las convenciones sociales, incluidas las del feminismo, demuestra su compromiso con una búsqueda más profunda de la verdad, más allá de los dogmas o de las modas intelectuales.
Hoy en día, las reflexiones de Doris Lessing siguen siendo relevantes en un contexto donde el feminismo sigue evolucionando y debatiendo su propio rumbo. Su llamado a evitar la demonización y a fomentar un diálogo más equilibrado y menos polarizado entre los géneros sigue siendo una contribución valiosa a la discusión contemporánea sobre igualdad y justicia social.