La Fundación Louis Vuitton, nuevo espacio dedicado a la creación contemporánea francesa e internacional, presentó este viernes su exposición inaugural y su edificio construido en el Bosque de Boulogne, al noroeste de París, por el arquitecto canadiense Frank Gehry.
Una sede monumental convertida «en un caso de escuela» ya antes de su inauguración, según subrayaron hoy sus promotores, al presentarla a la prensa, diez días antes de que, el próximo 27 de octubre, abra sus puertas al público.
Para Bernard Arnault, propietario del grupo líder mundial del lujo, LVMH, responsable de la elección del Premio Pritzker y Príncipe de Asturias de las Artes al frente del proyecto, su trabajo «absolutamente excepcional» muestra que París sigue siendo, en materia de creatividad, una de las capitales esenciales del mundo.
Ghery, nacido en Toronto, en 1929, y considerado como uno de los más grandes arquitectos vivos, tuvo también grandes elogios para Arnault, con quien dijo haber establecido «una relación muy especial», que espera tener la ocasión de continuar en otros proyectos futuros.
El arquitecto resaltó en declaraciones a Efe que concibió «un magnífico navío que simboliza la vocación cultural de Francia».
El nuevo monumento parisino esta rodeado por un lago artificial, del que surge como un enorme velero de vidrio y hormigón, construido con las últimas tecnologías informáticas, una de las reconocidas especialidades de la arquitectura de Gehry, que le dio fama mundial desde 1997, cuando inauguró el Museo Guggenheim de Bilbao.
Muy diferente de esa ya histórica y celebérrima estructura ondulada de titanio, la Fundación Vuitton de París se inspiró en la naturaleza boscosa que la rodea, en la arquitectura nacional francesa y en algunos de los monumentos emblemáticos de la ciudad como la Torre Eiffel y el Grand Palais.
El respeto por la arquitectura francesa del siglo XIX se une aquí a las proezas tecnológicas que apasionan a Gehry, quien celebró la «omnipresencia» de la arquitectura en Francia, donde tienen «a Le Corbusier, el gótico, el románico, y donde el arte ocupó siempre un lugar muy importante».
Su nuevo edificio francés, consta de doce velas acristaladas, construidas con 3.600 paneles de vidrio curvado milimétricamente, inventado especialmente para él.
Definido como «un inmueble único hecho a la medida de un sueño», el de Arnault, gran coleccionista de arte, el iceberg blanco de Gehry se apoya en 19.000 placas de hormigón ductal, todas diferentes entre sí, para ofrecer una superficie útil de 7.000 metros cuadrados, bajo los 13.500 metros cuadrados que ocupan sus velas.
En total, 3.850 metros cuadrados se destinarán a las actividades museográficas, con once galerías de exposición, y un auditorio donde colocar hasta un millar de butacas.
Los actos inaugurales de la fundación, que continuarán a lo largo de los próximos días y meses en diferentes modalidades, comenzó hoy con la exposición de varias adquisiciones de arte contemporáneo y una muestra sobre el proyecto de Gehry.
Reúne todas las maquetas que realizó para la fundación, entre ellas dos muy similares a las expuestas en el Centro Pompidou desde la semana pasada, donde se inauguró la mayor retrospectiva sobre su obra, según subrayó a Efe el comisario de ambas, Frédéric Migayrou. EFE