El diseñador Tommy Hilfiger lleva 30 años vistiendo a la cara más luminosa de la juventud estadounidense y habla con Efe sobre la inspiración constante que le da su país y su ciudad, Nueva York, aunque se haya abierto en los últimos años a la colaboración con estrellas latinas.
«Los diseñadores tenemos que mirar al mundo y, depende del estado de ánimo o de la temporada, la inspiración puede venir de Francia, de Inglaterra o de China. Pero yo miro mucho a mi país, Estados Unidos, por los deportes, la naturaleza o el patrimonio que tenemos. Nueva York es una ciudad que aglutina un mundo entero, me inspira cada día», asegura.
Sin embargo, en los últimos años, Hilfiger se ha abierto a otras perspectivas y hasta ha comenzado a tener musas latinas.
«Thalía (que estuvo hoy en el desfile) es mi musa y una de mis mejores amigas. He vestido a Jennifer López y me he asociado con ella desde hace muchos años y Enrique Iglesias ha sido imagen de mi fragancia ‘True Star’. Hay pocas comunidades tan representadas en mi moda como la latina», explica.
Todos ellos son músicos y precisamente la música, aunque no latina sino el rock de los años 60 y 70, es lo que ha inspirado su nueva colección, que fue presentada como si fuera el festival de Woodstock en el Armory de Park Avenue, dentro de la Semana de la Moda de Nueva York.
«La música ha inspirado a los diseñadores de moda y viceversa. Pero en los años 60 y 70, especialmente, las estrellas de rock realmente creaban nuevos diseños para lucirlos sobre el escenario y eso fue una época muy inspiradora para los diseñadores», asegura.
Hilfiger, curiosamente, había empezado su carrera como distribuidor de ropa «hippie», así que para él este desfile fue como una vuelta a los orígenes.
No en vano, como guiño hoy estuvieron en su pasarela Georgia May Jagger, hija de Mick Jagger; Ella y Alexandra Richards, nieta e hija de Keith Richards respectivamente, o Tali Lennox, hija de Annie Lennox. Y sonaron los Beatles o los Rolling Stones mientras tocaba la batería uno de los hijos de Brian Ferry.
Una homenaje al pasado con un toque de actualidad. «El truco de la moda no es siempre hacer una revolución o un gran cambio, sino conseguir que lo que hagas sea fresco, parezca nuevo», resume.
Hoy, de alguna manera, el diseñador, a sus 63 años, se salió de sus marcas, dando «vacaciones» a sus habituales estudiantes modelo, para los que acostumbra a adaptar los mejores patrones clásicos de la costura de Oxford y Cambrige en el Reino Unido pero al campus estadounidense.
«Es importante para mí lanzar un mensaje que incida en la importancia de la formación académica, sean esos jóvenes adinerados o no. En mis casi treinta años de carrera he ofrecido una moda accesible para todo tipo de público, no he querido dedicarme al negocio del lujo», afirma.
Tommy Hilfiger, así, ha conseguido que su ropa tenga un valor moral añadido, algo a lo que intenta no darle importancia. «A mí me hace sentir muy orgulloso ver a la gente con mi nombre en su ropa, pero lo que más me importa es que esa ropa sea de calidad y que la gente pueda sentir que lleva algo bueno en su día a día. Si no, no estaría en este negocio», manifiesta.
Tan mal ejemplo no habrá dado cuando una de sus hijas, Ally, está siguiendo sus pasos «aunque no enfocada a una gran marca comercial, sino a algo artístico».
«Es lo que disfruta ella y yo estoy contento de ver que mis hijos hacen lo que les gusta», asegura sobre su hija, que ha expuesto en el Museo de Arte de Chelsea en Nueva York.
Y, además, desde hace años, Tommy Hilfiger ha decidido que quiere devolver en forma de actividades filantrópicas el éxito que ha tenido como una de las marcas más importantes de moda del mundo.
«Desde hace años estoy colaborando con niños con necesidades especiales, especialmente el autismo (que afecta a una de sus hijas), con la causa del cáncer de pecho y ofreciendo a los jóvenes que no pueden irse de Nueva York en verano la posibilidad de un campamento» a través de su iniciativa The Fresh Air Fund.
«Es importante que devolvamos parte de nuestro éxito a los demás y que eso nos apasione», concluye. EFE