- agosto 2, 2013
(EFE).- EL estilo austero de la presidenta Dilma Rousseff, que se ha mantenido inamovible en los dos años y medio en los que ocupa la jefatura del Estado, necesita una renovación, según dijeron consultores de moda a Efe.
Rousseff suele optar por conjuntos de pantalón o falda y chaqueta además de alguna que otra pieza estampada, lo que configura una estampa que pesa en la imagen de la gobernante, según dijo la consultora de imagen Ana Vaz.
«La presidenta Dilma Rousseff da la imagen de una mujer anticuada y rígida, poco accesible y rígida. Los dos últimos adjetivos le caen muy bien a la posición que ocupa, pero los dos primeros van en contra de ella», afirmó.
La rutina atareada y su posición de liderazgo, le llevan a Rousseff a elegir piezas clásicas y sobrias, con combinaciones simples y sin marca. El resultado es a menudo un aspecto envejecido y masculino, en su opinión.
«Para mí, es como si su armario viviera en los años 90, tanto en la tela como en el corte y en los detalles», opinó la consultora, que cree que lo clásico y tradicional no supone obligatoriamente ser anticuado.
«El truco es buscar cortes modernos, actuales y que sean más adecuados a su cuerpo. Me encantaría ver a nuestra presidenta con chaquetas de bajos redondeados y pantalones de piernas rectas», comentó.
Sólo con estos cambios, el volumen del abdomen y de las caderas disminuiría, las piernas se alargarían visualmente y, en consecuencia, la silueta sería más delgada.
¿Un buen ejemplo?, la francesa Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional.
«Ella (Lagarde) es ocho años más joven que Dilma, también se viste de forma clásica, pero su ropa es actual. Usa accesorios correctamente, sin exagerar, pero llamativos e importantes en darle un toque actual a su apariencia y a su comunicación. Esto demuestra que es una persona atenta a los detalles», agregó Vaz. EFE