«Lo primero es la salud y la vida de los niños»

  • La primera preocupación mundial debe ser «la salud y la vida de los niños», proclama el inmunólogo colombiano Manuel Elkin Patarroyo, que hace 27 años creó la primera vacuna contra la malaria y donó la patente a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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    Patarroyo en uno de los protagonistas de la campaña «25 líderes, 25 voces por la infancia» lanzada por Unicef y la Agencia Efe para conmemorar el 25 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, que se cumple el próximo 20 de noviembre.

    El científico de 68 años, que dirige la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (FIDIC), creó en 1987 la primera vacuna contra la malaria, cuya protección fue del 40 %, y desde entonces busca ampliar su efectividad al 100 %, así como desarrollar una fórmula madre para diferentes vacunas, convencido de que la infancia está entre los grandes beneficiados de sus investigaciones.

    «Somos un equipo humano dedicado a resolver problemas de salud para la humanidad y tengo el honor de dirigirlo», explica sobre su trabajo, por el que ha recibido numerosos premios internacionales, entre ellos el Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (1994) y en el mismo año el Robert Koch, el más prestigioso galardón científico de Alemania.

    Manuel Elkin Patarroyo, inmunólogo colombiano. EFE

    Manuel Elkin Patarroyo, inmunólogo colombiano. EFE

    Pregunta: ¿Cómo es su trabajo, en qué se enfoca?

    Respuesta: «Nosotros no hemos tenido ningún objetivo diferente de encontrar una metodología lógica, racional, científica para desarrollar cualquier vacuna para la humanidad».

    P: ¿Cuáles enfermedades son sus prioridades?

    R: «Nosotros escogimos para este propósito una enfermedad viral que es la hepatitis C, una enfermedad bacteriana que es la tuberculosis, y una enfermedad parasitaria que es la malaria (…) de manera que si esta metodología sirve para el virus, la bacteria y el parásito puede servir para todas las enfermedades».

    P: ¿De qué manera su trabajo ayuda a los niños del mundo?

    R: «Usualmente la más alta cuota de mortalidad y enfermedad es en los niños, por eso disminuye lo que se denomina la edad promedio de un pueblo, porque usualmente estas enfermedades atacan a la población infantil».

    «Le doy un ejemplo: la malaria mata cerca de 800.000 personas por año, el 90 % de ellos son niños menores de cinco años de edad. Las bronconeumonías también son todas en menores de cinco años de edad, las diarreas, todas estas enfermedades tienen un impacto enormemente grande en los niños, de manera pues que nuestro objetivo siempre ha sido proporcionarle vida y bienestar fundamentalmente a los niños y es ahí donde queremos incidir, en la salud, el bienestar y la vida de los niños».

    P: Háblenos de la Convención de los Derechos del Niño y la importancia de ese instrumento.

    R: Es de un impacto universal enormemente grande, porque hasta ese momento se hablaba de las personas, pero centrarse fundamentalmente en los niños es algo que es esencial, porque es diría yo, la persona más desprotegida».

    «Un niño tan pronto sale del seno de la madre entra a exponerse a un mundo de enfermedades y a un mundo de dificultades, malnutrición, maltrato (…) y la Convención de los Derechos de los Niños fijó unas pautas, unas medidas, unas actitudes para proteger la etapa más indefensa del ser humano, que es el niño».

    P: Uno de los artículos de la Convención está dedicado al derecho de los niños a la salud. ¿Eso se cumple?

    R: «No. Desafortunadamente la Convención de los Derechos de los Niños fue firmada hace sólo 25 años, no hace mucho tiempo, y su implementación va a tomar mucho tiempo más».

    «Por ejemplo, un problema grande son las enfermedades infecciosas de las que ya hablamos, pero también la desnutrición. Un niño bien nutrido puede llegar a desarrollarse fundamentalmente bien, pero además de eso está el aporte y el apoyo sicológico que le puede brindar la familia y la sociedad para que sea un hombre de bien, una persona de bien».

    «De ahí que congratulo enormemente la Convención de los Derechos de los Niños porque es enfocar el desarrollo de la sociedad desde el punto más elemental que es la niñez».

    P: ¿Qué se puede hacer para que el futuro de los niños sea mejor?

    R: Yo creo que nos queda un camino enorme que recorrer todavía. Primero que todo tenemos que preocuparnos por la salud y la vida de los niños, el hecho de que se muera el 90 % de los niños con malaria es una cosa horrorosa; el hecho de que la mortalidad infantil sea enormemente grande por bronconeumonías, por diarreas, por enfermedades respiratorias agudas, por sarampión, que haya polio todavía, en donde los más afectados sean los niños, eso es algo a lo que tenemos que ponerle mucha atención».

    «Tenemos que preocuparnos por la buena nutrición de los niños y darles también un ambiente apropiado para que psicológicamente se desarrollen bien (…) de manera que tenemos en la sociedad actual un camino largo por recorrer». EFE/Jaime Ortega Carrascal

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